Ya llego al año. Faltan seis días, menos de una semana...
Acabo de pasar por el consultorio de mi pediatra --fanático inconsciente de Don Corleone-- para la revisión del duodécimo mes de vida. Y me encontré con una gran novedad. Tras sufrir una maldita gastroenteritis y el enésimo resfrío del año, rebajé 300 gramos y crecí un centímetro. Todo eso en comparación con el último control. Por lo tanto, voy camino a convertirme en la modelo top de la década del 2020. Atento Pancho Dotto. Atento Piñeyro. Y también Ricky Sarkany... No dejen pasar la oportunidad de contratarme antes de que sea demasiado tarde... Je, je.
La dieta, debo confesar, vino como anillo al dedo. Llegaré hecha una diosa a la celebración de mi primer aniversario. Mi mami y mi tía Pato ya se encargaron del vestuario. Así que agárrense bien fuerte: voy a ser la chica más linda del condado, con mis rizos colorados, mi boca cada vez más llena de dientes y mi simpatía sinigual.
¿Qué hay de nuevo en mi vida? Comencé a comer alimentos más sólidos --es más cómodo comer purés-- y además mantengo la vertical y me animo a dar uno que otro paso. Gateo a alta velocidad --espero que en casa no haya radares--, no puedo pasar un minuto sin moverme e intento balbucear mis primeras palabras. En cualquier momento tomo el control de la casa... Bah, me parece que en la casa de Manuel Castro la que manda soy yo...
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