¿Qué pasó?
Después de pasar una semana resfriada, en la que aprendí a perderle el temor a las ruidosas nebulizaciones y al poderoso sacamoco, me contagié de varicela. ¿Dónde me la pesqué? Lo mismo se preguntan desde esta mañana mi mami y el gordo barbudo...
Luego de un par de horas de preocupación, mis papis se toparon con la palabra sedante de mi pediatra, a quien había visto el sábado por el control de los nueve meses, cuando todavía se me caían los mocos a rolete: “Ya está. Tiene una re-varicela”, graficó el doc Horacio tras explicar que lo peor ya había pasado.
Dicen que durante la incubación sube la fiebre y duele mucho la cabeza... Yo, una lady, jamás mostré esos síntomas y mis papis recién se enteraron de la varicela cuando aparecieron las ronchas que tengo hasta en el upite.
Ahora sólo hay que esperar que se formen las cascaritas. Eso sí, está prohibido rascarse. El problema es que soy chiquita, más allá de mis 13,4 kilos y mis
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