Creo que ustedes, que me siguen a través de esta flamante publicación, saben que yo no puedo hablar. Obvio, ¿cómo voy a hacerlo si sólo tengo tres semanas y chirolas de vida? Apenas, mediante un intérprete que practica la quiromancia (¿?), puedo transmitir mis pensamientos a un humilde escriba... Lo único que quiero es estar a la moda y ser una blogger. Nada más.
Sin embargo, mis padres parecen no darse cuenta de que simplemente uso la boca para emitir quejidos, llantos y, obvio, para comer y regurgitar....
Sucede que cuando no saben qué carajo hacer, arranca el concierto del "qué te pasa"...
- "Qué te pasa, Catalina", tira mi papá. Sé que él quiere dormir unas horitas para llegar fresco al trabajo. El problema es que yo estoy descansada y comida... Sólo quiero pasar un rato despierta. El no sabe que puedo estar solita y con los ojos bien abiertos...
- "Qué te pasa, Catita", insiste mi mamá, con una combinación de ternura y hartazgo, cuando dejo media mamadera. El pediatra dijo que debía tomar 120 mililitros reglamentarios... Pero a veces no tengo ganas de tomar todo... ¿A ustedes no les pasa? ¿Nunca dejan comida?
- "Qué te pasa, Catinga", se hace el simpático, otra vez, el gordo --ya saben que es mi padre, aunque todavía no me dio su apellido e insistiré hasta que cumpla con la ley--, cuando lloro sin parar durante dos horas... ¿Qué? ¿No tengo derecho a quejarme un ratito? ¿O se creen que en mi vida todo es color de rosa? Por ejemplo, yo tengo ganas de salir. Y ellos me dejan encerrada en la cuna o atada al huevito y arropada como si viviéramos en la Antártida...
Uffffffffffffff. Si pudiera hablar les preguntaría qué les pasa a ellos. Son un par de nabos... No se dan cuenta de que no les voy a responder hasta que sea un poco más grande... Piensen, usen la cabeza, pregúntenle al pediatra. O acaso yo les tengo que solucionar todo... ¡¡¡Por favor!!!!
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